Ir al contenido principal

"La película no la vimos la vivimos"


Experiencia como de película Foto: Pixabay


Andri Range
l/ ESC @andryrangels


Mis compañeros y yo estábamos en clase taller de competencias comunicativas 20, cuando un grupo de personas interrumpieron la clase para hacernos una promoción, se trataba de una oferta para comprar boletos para ir al cine. Emocionados, juntamos el dinero y compramos dos cartones de 15 boletos cada uno.

El viernes al salir de la universidad decimos ir a ver una de las películas, -no recuerdo cuál. Por el ajetreo en el comedor, se nos hizo tarde, mi reloj marcaba las 2:00 pm y la función era a las 2:45 pm. Como íbamos retrasados, nos fuimos a la Concepción a esperar un bus de la ruta de Valera. Mientras hablábamos y reíamos, transcurrieron unos minutos; hasta que por fin llegó el bus. Todo marchaba bien...
Cada vez se hacía más tarde Foto: Pixabay

En el eje vial, un joven como de unos 17 años de edad anunció su parada
,  a los demás pasajeros les pareció extraño el lugar donde pidió quedarse, porque estaba desolado. De repente, el muchacho se levantó y sacó un revólver de un bolso y, como en una escena de Hollywood, levantó el arma y gritó: “Señores, este es un atraco”.

Las personas se agacharon y comenzaron a gritar de pánico, mientras el joven, junto otro delincuente, se dirigían rápidamente hasta donde estaba el chofer para ordenarle detener el bus. Cuando todo indicaba que seriamos víctimas de un robo, de pronto, un hombre alto y moreno, comenzó  a forcejear con uno de los asaltantes, justo a mi lado para quitarle el arma.

Entretanto el otro muchacho, a quien no logre visualizar, decidió escapar, así que salto de la unidad  que aún  estaba en movimiento, y en su intento de fuga, empujó a uno de mis compañeros hacia el pavimento.

El bus se detuvo pero la desesperación de las personas no. Los Gritos y el llanto fueron cada vez más fuertes porque a los sujetos que forcejeaban con el revólver se les escapó un disparo que dio en el techo.

 En medio de la confusión, aquel hombre que resultó ser policía; logró quitarle el revólver al joven y, de inmediato lo bajó del bus para golpearlo. Aturdida por lo ocurrido, rápidamente, fui a buscar a mis compañeros, quienes, gracias a Dios estaban bien, mi amigo que fue lanzado del bus, solo tenía algunas heridas.

Trascurrieron unos minutos cuando llegó la policía, detuvo al delincuente y nos pidieron ir a declarar; y aunque temerosos de las represalias que pudiesen tomar los familiares del detenido, presentes en la comisaría, contra nosotros, hicimos la denuncia.

Después de varias horas, se terminó esta terrible escena que nada le envidiaba a una película de ficción y, aun nerviosos, regresamos, cada uno, a nuestros hogares para trata de continuar con la cotidianidad, inseguros por lo ocurrido. Ese día, no pudimos ver la película, pero fuimos protagonistas de una. 


Comentarios